#ElPerúQueQueremos

Esa humanidad

Publicado: 2012-07-25

Erick Ramos Solano

Salvador logró fugar de una prisión peruana, burlar la seguridad y regresar a su país, cruzando el Atlántico, luego de dos meses y catorce días. Martha Chávez, entonces presidenta del Congreso en el año 2001, aseveró —tratando de ocultar torpemente la precariedad de nuestro sistema penitenciario y, sobre todo, sus condiciones infrahumanas— que había sido devorado por los propios internos en un ajuste de cuentas. “Canibalismo en cárceles peruanas”, rezaban con sorna algunos titulares amarillos en España. Salvador, tiempo después y entre risas, reconocería que tal disparate dejó libre el camino a casa: nadie iba a buscar un muerto.

Años antes, en junio de 1993, Chávez había ya defendido la extraordinaria tesis del autosecuestro y la autoflagelación de nueve estudiantes y un profesor de La Cantuta.

«Nosotros matamos menos», fue la infeliz frase que coronó la campaña del regreso de la descendencia del ex Presidente, hoy preso. Pero así como patética, también fue muy reveladora. Jorge Trelles, su autor, trató de explicar que durante el fujimorato se cometieron menos “excesos” que en la década del ochenta. Excesos que el núcleo fujimorista ha tratado de ocultar sin éxito pues, aunque persista hoy la ambición naranja de poder y parezca más conchuda que nunca, son signo de la visión de nación más neoliberal, salvaje y retrógrada de nuestra historia republicana.

Rafael Rey, entonces candidato a la Vicepresidencia, admitió frente a cámaras que, si bien las esterilizaciones forzadas fueron un horror, Victoria Vigo no fue sin embargo víctima de una esterilización «contra su voluntad, sino sin su voluntad». Beto Ortiz no hizo otra cosa que reírse.

«A ese hijo de perra lo desaparecería ahorita», dijo Luisa María Cuculiza acerca del entonces congresista Carlos Ferrero, sentada en un cómodo sillón junto a Joy Way y Vladimiro Montesinos, en la más famosa salita de negociaciones de la historia del Perú. Era enero de 1999 y todo quedó registrado para la posteridad en un videocasete de número 1292. «¡Que le pase algo a ese hombre!», decía finalmente llena de rabia.

Es sabido ya que el cardenal Juan Luis Cipriani conocía las tácticas de guerra utilizadas en Ayacucho durante esos diez años que lideró la iglesia departamental. Sabía de desapariciones, torturas, matanzas y fosas comunes en Accomarca, Chusqui, Sachabamba, San José de Secce y Lucanamarca. Sin embargo, a pesar del clamor de centenares de mujeres campesinas por el paradero de sus familiares frente al Arzobispado, un letrerito ubicado en la puerta decía: «Aquí no se atienden reclamos de Derechos Humanos».

Un reportero preguntó a Villa Stein hace unos días: «¿Si no fue lesa humanidad, qué fue entonces lo que hizo el “Grupo Colina”?». «No, lo que sí queda claro es que estos crímenes —respondió—, por su naturaleza, son delitos contra los derechos humanos. Pero no todo delito contra los derechos humanos, es delito de lesa humanidad. Todo delito de lesa humanidad es delito contra los derechos humanos; pero no al revés. Es un tema técnico...».

Como ha dicho muy bien mi amigo Félix Reátegui, una cosa es ser de derecha —aquella que perdió las elecciones en Francia, por ejemplo— y otra ser «lumpen fujimorista».

Estoy llegando a creer que los fujimoristas y sus colaboradores poseen un don especial (y también aterrador) que les permite valorar la vida humana como si fuera un pedazo de cartón o una piedra. O si acaso la valoran de otra manera, tal vez su concepción de humanidad es incomprensible pues se traduciría en algo así como “matémonos los unos a los otros”.

Es como si hubieran hecho escuela, todos estos años, forjando una humanidad retorcida basada en el goce vil del latrocinio y la masacre. Una humanidad perrera, del terruco, de la mujer con minifalda, del pobre, del inocente.

Es la “humanidad” del fujimorismo la que nunca lograremos entender.


Escrito por

EPAF

El Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) es una organización civil sin fines de lucro que se dedica a la búsqueda, recuperación e identificación de los más de 15.000 peruanos que continúan desaparecidos, tras dos décadas de conflicto. El EPAF utiliza l


Publicado en

Desaparecidos... ¿Hasta cuándo?

Otro blog más de Lamula.pe