#ElPerúQueQueremos

Julio es el mes más cruel

Publicado: 2012-07-08

Erick Ramos Solano

Desde Lima me escriben diciendo que a nadie en el Perú parece hoy importarle los muertos víctimas de la prepotencia del Estado en Cajamarca. Y yo me pregunto: «¿cuándo importaron?».

Mi país, de pronto, es un territorio gobernado por extraños; si piensas diferente y reclamas, te cercan y oprimen, pues al atentar contra el statu quo te conviertes de inmediato en un enemigo o un animal. Pero, ¡ay de ti si te matan! Pues en ese momento te desconocerán. Serás sólo un ataúd más sin cuerpo que llevarán por calles y plazas reclamando sanción y justicia.

En estas tres últimas décadas en democracia (llena de arrasamientos militares, asaltos y autoritarismo; no sólo imperfecta sino también inútil y ahora lamentablemente peligrosa), no hemos logrado aún que nuestro destino como nación no signifique aniquilar al otro.

Nuestra sociedad, dividida en guetos, de espaldas desde la república a los sectores más pobres del país, parece funcionar más bien de manera malsana, como una pirámide trunca donde en la pequeña punta se regocija el poder económico, luego la prensa, el débil y limeñocentrista Estado peruano y al final, pero debajo de la roca pesada, el pueblo, aplastado e invisible.

Desde los abigeos de Acción Popular y el alucinante exterminio del general Cisneros Vizquerra, la guerra sucia del fujimorato y el perro del hortelano de Alan García, en el Perú hemos tenido la frenética necesidad de solucionar nuestras disputas sociales no sólo matándonos entre nosotros, sino sentando las bases de un grotesco y aterrador sentimiento nacional que consiste en menospreciar la vida humana.

El gobierno nacionalista no es sino hoy el reflejo de esta tradición política obscena y producto también, ya sin ninguna duda, de la visión de nación de un ex militar sin talento forjada cruelmente en el conflicto armado interno. Es decir: en ese todavía oscuro terreno de nuestra historia en donde la vida y la muerte eran extremos de una ruleta girada por el más sanguinario y demente.

Esto no fue para muchos muy claro desde el principio. Tal vez sea impopular decirlo ahora. No lograré entender, sin embargo, por qué muchos de los que defendieron conmigo una memoria del terror y la violencia silenciada por el Estado y los grupos subversivos, defendieron luego, sin objetividad ni lucidez alguna (extraviando no sé dónde esa capacidad de reflexión que yo tanto admiraba frente a hechos políticos como el que vivíamos entonces), la figura tramposa del oportunismo subido al carro del progresismo de izquierda y la defensa de los derechos humanos.

Ahora todos se lamentan y llaman «traidor» a quien probablemente sólo es lo que Bertolt Brecht llamaba un «analfabeta político», es decir: alguien que en la terrible torpeza de su sordera, mutismo y omisión, a la cabeza hoy de un gobierno que fue elegido democráticamente no sólo en rechazo al regreso fujimontesinista, sienta las bases de un tiempo sin retorno en donde, Dios no quiera, vuelva todo a convertirse en un infierno.

Cartas públicas reniegan de la fe depositada, la «fugaz ilusión» de una tabla salvadora en medio de un océano de desengaños. Pero esto por supuesto ya no es nuevo. Nada nuevo tampoco dedicar otro artículo a lamentar la muerte de más personas inocentes —como la de César Medina, joven muchacho muerto de una bala en el cráneo mientras recogía un cuaderno escolar—, en el perverso silencio de los que parecen ganar con el caos y la violencia.

Sin embargo, cuánto quisiera remediar esta sensación de hartazgo y temor que llena el último amago de esperanza que cabe aún en muchos de nosotros, al saber que todo esto hará que el único desarrollo posible para nuestro país sea el de la rabia (otra vez) y la miseria.


Escrito por

EPAF

El Equipo Peruano de Antropología Forense (EPAF) es una organización civil sin fines de lucro que se dedica a la búsqueda, recuperación e identificación de los más de 15.000 peruanos que continúan desaparecidos, tras dos décadas de conflicto. El EPAF utiliza l


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Desaparecidos... ¿Hasta cuándo?

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